Adopta una autora me parece un proyecto admirable desde que empezó el año pasado. Quien participa se compromete a dar a conocer a una escritora en concreto, en el blog de la iniciativa o en el propio, mediante investigación, divulgación y reseñas. Proselitismo literario, vaya, que es el único que merece la pena. Por lo que a mí respecta, las chicas de la organización ya se han ganado el cielo. Por el trabajazo que hacen y porque cada poco les salen espontáneos a quejarse, claro. «Discriminación positiva», «es que nadie va a pensar en los señores» y «yo aquí he venido a adoptar a mi novio», son quejas reales que existen de verdad y que han sobrellevado con más gracia de la que habría tenido yo en su lugar.
Al principio había pensado adoptar en mi cuaderno de recortes del siglo XIX y escribir sobre alguna de las escritoras olvidadas de esa época (es posible que lo haga de todos modos) pero cambié de idea al revisar la lista de escritoras disponibles. ¡Kelly Link! De haber podido elegir el primer día, antes que nadie, habría estado en mi top tres. Me pareció demasiado bueno para ser verdad, tanto que tuve que consultarlo con Carla por si el listado estaba sin actualizar o algo por el estilo. Y no, no había ningún error, así que me la pedí de inmediato, no fuera que se me adelantara alguien. Es maravillosa, en serio, como escritora y como editora.
Así que, desde este mes de noviembre, empiezo mi campaña de promoción de forma oficial. Diría que no hace falta, que todo el mundo sabe que es una de las mejores cuentistas en activo, pero que siguiese disponible indica lo contrario. De momento ya he convencido a dos personas de que tienen que leerla y sólo estaba calentando.
No tenéis ni idea de lo pesada que me puedo poner cuando me lo propongo.