
Kelly Link colecciona historias de fantasmas. Es una de las frases más alucinantes que se pueden usar para describir a alguien y es totalmente cierta. Desde hace años, recoge anécdotas “reales” de aparecidos que le cuenta la familia, amigos o incluso desconocidos en eventos literarios. Algunas sirven como semilla para construir alrededor muchos de sus cuentos; otras reconoce que son tan raras que nadie se las creería si las usase en la ficción.
Una vez ganó una vuelta al mundo gratis en un concurso. A la pregunta de «por qué quieres viajar alrededor del mundo», contestó: «porque no puedes ir a través».
Llevo unos cuantos días pensando en cómo abrir esta serie de posts y creo que, mejor que copiar su página de la wikipedia, voy a empezar por cómo la conocí. Dice Goodreads que leí por primera vez a Kelly Link en el verano del 2012 (he ido a mirar porque tengo una memoria horrible) y fue amor a primera vista. Lo que sí que recuerdo perfectamente es que no sabía nada de esta escritora o de qué iba el libro porque no suelo leer las contraportadas y que me lo llevé a casa pensando que era una novela. Si te digo la verdad, lo que me hizo cogerlo en la librería fue el título: Magia para lectores. ¡Yo soy una lectora! ¡Y me gusta la magia! Y, vale, puede que también influyese el nombre de la autora (Kelly es un diminutivo que usan en mi familia para ablandarme antes de pedirme cosas).
Hay libros con los que conectas enseguida y este fue uno de ellos. Y en el centro de esa conexión hay un núcleo pequeño y brillante de envidia pura. Es increíble lo bien que escribe esta mujer, lo fácil que hace que parezca. Lo graciosa que es, la habilidad que tiene para hacer que las situaciones más locas parezcan cotidianas y después, una vez que te ha despistado, aprovechar para arrancarte el corazón. No estoy de acuerdo con que lo que hace sea realismo mágico, eso es otra cosa con connotaciones distintas y límites geográficos bastante definidos, esto es fantástico flojito. «Fantástico de baja intensidad» es más largo y no tiene aliteración en las efes. No lo digo como algo despectivo porque es el enfoque que más me llama, que conste.
Además de Magia para lectores, Link tiene otra antología de cuentos traducida y publicada en el mercado español, A mí no me engañas, que en algunos aspectos es todavía mejor que la primera. En ella, Link amplia y ahonda su universo de pequeñas catástrofes, maravillas diminutas, espacios liminales y mujeres protagonistas que, si algo tienen todas en común, es que su humanidad nunca se pone en duda (aunque, a veces, no sean humanas). En serio, es una gozada ver en el centro de cada historia a mujeres complejas, imperfectas, incluso desagradables y egoístas. Además tiene uno de mis relatos favoritos de todos los tiempos, una historia de fantasmas ambientado en una nave espacial.
La traducción de los dos libros corre a cargo de Maia Figueroa Evans y está bastante bien; hay algunas decisiones estilísticas que no comparto del todo pero nada grave. El caso es que Link usa frases muy cortas y directas al escribir y en la traducción suelen aparecer como subordinadas, lo que (en mi opinión) le quita algo de fuerza e inmediatez al texto. De todos modos tengo pensado hacer reseñas de las dos antologías, así que eso lo veremos con más calma.
En serio, estas dos colecciones de relatos me parecen imprescindibles para cualquiera a quien le interese el género fantástico porque Kelly Link es una de las mejores cuentistas en activo. Punto. Sin especificar género. Y con ella pasa algo muy curioso, que tiene prestigio tanto en el mundillo de las revistas de ciencia ficción y fantasía como en el mundo literario más elitista. Su última antología fue finalista del premio Pulitzer, por ejemplo, pero es de las autoras más galardonadas en y por el fándom: tiene tres Nebulas, un Hugo, cinco Locus, tres World Fantasy Award, dos premios de la British SF Association, un Stoker, un Tiptree, un Shirley Jackson y un Theodore Sturgeon Memorial. Y lo mejor es que está premiada tanto como autora como editora, porque coordina varias antologías y, junto a su encantador esposo Gavin, tiene una pequeña editorial, Small Beer Press. Tengo pensado dedicar una entrada a hablar de su trabajo como editora, que también es muy interesante.
Creo que eso es todo, que para ser una introducción está quedando bastante larga. Si no hay un apocalipsis zombi que lo impida, volveré cada dos semanas con una nueva entrada.
¡Tú también puedes! Adopta una autora.
Esto es una tontería, y te lo comento más como dato, por si te interesa: eso que llamas “fantástico flojito” o “fantasía de baja intensidad” (aquí me he reído mucho), es lo que en literatura se conoce como “neofantástico”, que es algo así como el relato de una realidad cotidiana en la que aparece un elemento de extrañamiento, inexplicable, pero no necesariamente mágico ni sobrenatural, que los personajes suelen asumir como parte de esa realidad, sin cuestionárselo. Creo que en “Magia para lectores” la mayoría de los cuentos son neofantásticos. Los que no sabría cómo catalogar son los que hacen reinterpretación de cuentos de hadas que se insertan en la realidad del relato, como “La chica detective”, este cuento en particular ni siquiera sabría por dónde cogerlo. Si en algún momento vas a comentar esa antología, me gustaría saber qué opinas al respecto de ese cuento. (Y hazme llegar el enlace Raquel por el amor de dios).
Almijara